Carta de un futuro Papi por primera vez

Hace un tiempo un seguidor nuestro quiso contarnos su experiencia luego de someterse a tratamientos de fertilidad, pues no podían quedar embarazados, nos contó una historia impactante que si quieren pueden leerla aquí, una época de su vida muy difícil pero que término en alegría, hoy nuestro ya colaborador y quien ya nos quiere dejar su nombre, nos cuenta con mucha emoción y con el corazón latiendo a mil por hora, todos los sentimientos de lo que significa convertirse en Papá.

Por: Gustavo un futuro Papi por primera vez

Corazón emocionado!

Hoy tome conciencia de que formo parte de un grupo de personas elegidas para poder ser papás y más aún me siento dichoso de poder pertenecer a ellos cuando sin la ciencia no lo hubiera logrado.

Me gusta pensar que con ciencia o sin ella estaba en mi destinó ser padre, y fue justo hoy, que una desconocida me hizo sentirlo aún más «…No fuiste elegido de casualidad, creo que Dios sabe que serás un buen padre y tienes que ser un apoyo para quienes como tú viviste, no logran aún el embarazo», compartió ella conmigo.

No creo poder cumplir tarea tan difícil, pero sé que debo devolver algo de lo recibido. Lo de esta tarde fue una experiencia única, me encontraba en mi tienda y la atendí, me preguntó: «…no es lindo para una amiga que luego de 4 tratamientos logró su embarazo?» No me resisto a hablar cuando escucho una historia como esa, me es imposible no emocionarme y alegrarme porque sé exactamente como siente quien espera un bebé y más aún, quien lo espera luego de interminables tratamientos de fertilidad.

La mayoría ve como algo muy natural el lograr ser padres y quizás por eso no entienden el apasionamiento cuando quienes no la tuvimos fácil hablamos del tema o sabemos de alguien que está viviendo ese trance de angustia antes de conocer los resultados.

Hoy la gentil señora que atendí me dijo que mi nena sería maravillosa, que mi bebé venía para ser feliz, que mi tarea de ser buen padre era obligatoria y que sobre todo no olvidara el grupo al cual pertenecía, de quienes necesitan aliento y esperanza, una compañía en la dura espera, sólo conversamos dos minutos pero ambos nos emocionamos, ella mamá de tres en forma natural pero que no podía dejar de sentir! por quienes no tienen su dicha, y yo, aguardando a mi bebé, reviviendo lo dura que fue la espera. «Todo vale la pena, te han concedido un milagro» me dijo entre lágrimas, nada vale tanto la pena como saber que recibí el más grande milagro, mi nena, le contesté.

Nos despedimos sin saber nuestros nombres, pero con el corazón latiendo un poco más de prisa que antes de nuestro casual encuentro, emocionados por la felicidad que hoy gozamos, aunque sabemos que muchos no podrán sentirla.

Gustavo, agradecido con la vida, esperando feliz junto a mi esposa el pronto nacimiento de nuestra bebé.

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