¿Cómo fué mi Cesárea gemelar?
En algunas notas anteriores he contado un poco de mi experiencia. Pero nunca he contado acerca de todos esos sentimientos encontrados que tenemos las madres desde que nos enteramos la noticia, hasta que vemos salir a nuestro bebé. Aquí les cuento todos los sentimientos encontrados que se dieron en mi embarazo y se acumularon en un día, aquel día, que cambió mi vida.
¡Estas embarazada! ¡Y son DOS!
Cuando recibí la noticia que estaba embarazada, fue un bombardeo de sentimientos encontrados, fue un momento de mucha alegría, pero también mucho miedo, miedo de traer al mundo y formar a dos seres humanos, de saber que ya no volvería a ser la de antes, de cuestionarme si lo haría bien, si no les fallaría, era consciente que mi responsabilidad finalmente se concretaba formando una familia de verdad. A todo ello se sumó, el miedo de ser una mamá primeriza, con muchos riesgos por eso, y además porque tenía un embarazo MÚLTIPLE, desde un principio, el doctor nos dejó en claro nuestra situación, lo que se les viene no es fácil, sobre todo de mucho cuidado los 3 primeros meses, y de mucha responsabilidad para que tengan un muy buen embarazo.
No podíamos decir nada, esos momentos, en los que uno quiere estallar de felicidad, ¿pero no puede? qué necesitas contar el momento más feliz de tu vida, ¿pero no puedes? es peor… sólo se lo conté a mi mamá y a una de mis mejores amigas, mi mamá, siempre me ha sabido escuchar, darme fuerzas y hacerme sentir bien ante toda situación, con ella me pude desahogar de todo lo que les cuento, le conté mis miedos y alegrías y lo vivimos juntas.

4 meses
Este blog nació con ese sentimiento, el sentimiento de contarles todo lo que me pasaba, de contactarme con más mamás como yo, primerizas, en ese momento fue que aperture el blog, pero no publicaba aún, sólo iba acumulando notas que escribía de las cosas que me iban pasando y eso por el temor que las cosas no salieran como lo esperaba. Siempre andaba muy preocupada por el trabajo, pues ya no estaría los meses de licencia y eso me tenía preocupada, sin embargo el tiempo que estuve embarazada, lleve un muy buen embarazo, si sentí los malestares de náuseas, malestar corporal, etc. pero no afectaron mi rutina normal de vida.
Los cambios que sufre el cuerpo de una mujer son tan fuertes, que definitivamente, nos merecemos el día de la madre, ja, ja, y es en serio, un embarazo es hermoso pues en ti crece un ser, pero es muy difícil, por los cambios que tu cuerpo experimenta al tener un nuevo ser creciendo dentro tuyo, como siempre digo, la naturaleza es sabia, pero también muy dolorosa.
La barriga me crecía mes a mes y mi sentimiento de gordura aumentaba, ya no podía hacer dietas, ni ejercicios, soñaba que al terminar mi embarazo iba a quedar más flaca de cómo empecé, ja, ja, ja, mi esposo siempre se reía de mis sueños, creo que eso también era una interrogante, ¿Cómo voy a quedar, después de dar a luz? esto rondaba en mi cabeza, pues al pasar los meses, sobre todo los últimos, me llegué a hinchar tanto, que yo creía que realmente no iba a poder volver usar mis jeans y mis hermosos tacones.
Quizás estos fueron los momentos más difíciles, no sólo por qué tenía 6 meses, pero llevaba en realidad una barriga de 9 meses, si no que me accidente en el carro una mañana que iba a trabajar y los bomberos me llevaron en ambulancia a la clínica, fueron momentos terribles, por qué no quería que les pase nada a ellos, aquí me di cuenta que yo había pasado a un segundo plano, no me interesaba si me dolía la cabeza, sólo me interesaba saber si estaban bien, felizmente no pasó nada, ni a ellos ni a mí, pero desde ahí me encontraron unas leves contracciones que hicieron entre a descanso, antes de lo planeado.
Mi sentimiento de responsabilidad con el trabajo, se cruzaba con el de mis bebés, finalmente me quedé en cama y me lleve el trabajo a casa, con todo y laptop, algunos días tuve que ir a ciertas reuniones para poder dejar en orden las cosas. Este mes de pre, hizo que me acerque más a mis bebés, me causo mucho dolor también y es que me dolía mucho la barriga, por el peso, por la espalda, por las piernas, por los pies y manos hinchados. En esta etapa, sentía más malestares que en cualquier momento de mi embarazo, a veces sentía que se querían salir. Mis temores de un embarazo prematuro eran más grandes, mi sensibilidad era mayor, lloraba por mis preocupaciones y por el miedo de lo que se venía.
Todo mi embarazo estaba planificado desde el inicio, la fecha de mi cesárea era el 20 de junio, así lo programo mi doctor por ser un embarazo múltiple, yo estaba contenta con la cesárea, pues tenía miedo al parto natural… pero no tenía idea a lo que me enfrentaba…
¡Ya nacen!
El 4 de junio en la madrugada se me rompió el ¡tapón mucoso! ni yo sabía que era, pero es un taponcito que tapa la placenta de la salida del útero. Me internaron. En esos momentos, me sentía tranquila, el doctor me dijo que me quedaba internada hasta el 20 o si estaban bien, sería antes. El momento esperado cada vez se hacía más corto, los 7 días siguientes, fueron dolorosos, me dieron una medicina DILATOR, para reducir las contracciones, cuando esto era en altas dosis, los malestares eran horribles, taquicardia, bochornos, picazón, una sensación terrible.
El doctor programo todo para el 14 y me sentía preparada, ¿PREPARADA?, ¿en serio? la verdad que no, los nervios y ansiedad me invadieron, pero por fuera estaba muy tranquila, sin embargo soy de las que siempre pienso positivamente; antes de entrar a sala, rezamos con mi mami a San Expedito. ¿Han escuchado de este santito? yo le tengo mucha fé, siento que en verdad me escucha. Mis bebés se movían como siempre, me preguntaba ¿si ya sentirían la ansiedad de mamá?
Ya me llevaban a sala y sentía un poco de escalofríos, no quise dormirme, pese a la epidural, no me dio sueño en ningún momento, sentía como me cortaban y buscaban dentro mío, cuando salió Marcelo, ¡sentí como si me sacaban un riñón! Si tal cual, sentía que me quitaban de adentro algo MIO. Marcelo salió tan pequeñito, tan hermoso, me miró directamente con esos grandes ojos, sentía que me preguntaba, ¿mamá, porque me han sacado? ¡hace frió! yo lo salude con un ¡HOLA MI AMOR, MI VIDA! Hoy hago lo mismo cada vez que se despiertan, que los vuelvo a ver después de salir a la calle, o juego con ellos etc y es que nunca me cansaré de repetírselo. Si antes conocía que era el amor, el cual siento por mi esposo, este amor es totalmente distinto, lo siento tan mío y yo tan suya, es inexplicable, cada vez que lo siento y pienso, se me hace un nudo en la garganta, mariposas saltan en mi barriga, siento una paz, tranquilidad y ESPERANZA.
El momento que pude ver a Marcelo duró segundos, al ser prematuros, se los llevan rápidamente para ser examinados por los pediatras. Cuando salió mi Leonardo, me sentía literalmente VACÍA, mi Leo salió llorando, asustado, me miro a los ojos muy asustadito como diciéndome, ¿tú eres mamá? ¿por qué nos separan? y nuevamente volví a saludarlo con un ¡HOLA MI AMOR! ¡HOLA MI VIDA! y agregue, no llores que mamá está contigo mi amor. Me eché a llorar de la emoción, los recibí con una sonrisa y con lágrimas en los ojos, que hasta el día de hoy que escribo esta nota, los ojos se me llenan de agüita. Nunca me sentí tan amada, tan emocionada, tan querida y no solo con uno, sino con DOS bendiciones, el amor rebalsaba de mí ser y es que nunca pensé que esta experiencia fuera así de hermosa. En ese momento mi vida cambio, mi forma de pensar, de ver las cosas y a otras personas, todo cambio, me siento más sensible, ellos me dejaron un espacio vacío, pero lo llenaron de amor en mi corazón.
El llanto de mis bebes para mí fue una tranquilidad, era una señal de vida, que respiraban bien, que tenían fuerza en sus pulmones, cuando se los llevaron a limpiar y chequear, y los alejaron de mi yo solo les preguntaba a los doctores, ¿están bien? ¿están sanos? ¿cómo están sus pulmones? los pediatras me decían, los bebés están muy bien señora, tranquila, mientras tanto los ginecólogos manipulaban mi barriga, mis órganos, duh, si, yo sentía todo, pero no dolía nada. Sentía que me quedaba un hueco en verdad. Ya se habían llevado a mis bebés en incubadoras y yo tenía que recuperarme.
Cuando me llevaron a mi cuarto, mis familiares empezaron a mostrarme las fotos, videos y etc. yo los veía tan hermosos, y antes todos los bebés recién nacidos me parecían ¡feos! ja, ja, ja pero ahora los míos y todos los bebés recién nacidos me parecen tan bellos. Esa misma noche los trajeron a la habitación, ya no estaban en incubadoras, estaban muy sanos. Cuando los trajeron, estaban tan chiquitos, tan delicados, tan vulnerables, con mi esposo no parábamos de contemplarlos y de sentirnos tan felices.
Después de mi cesárea, los malestares empezaron, como toda operación, la cual yo no tenía idea, estuve un mes recuperándome, al principio no podía cargarlos bien, la herida dolía mucho y no podía caminar bien, mi cuerpo empezó a regresar a su sitio y todo ese tiempo de cuarentena que la llaman, la pase mal en ese sentido, luego vienen los cambios hormonales que pueden hacerte sentir más sensible y llorar por todo, esto pasa, no es eterno, a algunas mamás ni les da y a otras si esto dura mucho es recomendable ir a un especialista, se le llama la depresión post parto.
Pero todo esto vale la pena, pese que es muy difícil, todo por tu hermoso bebé, verlos día a día como crecen, balbucean, ríen, en serio, todas mis mañanas son felices porque ellos solo saben sonreír y coquetearme, son tan juguetones, reilones, y ver cómo descubren el mundo es hermoso, quisiera tenerlos bebitos siempre, ¡que no se casen y me dejen! ja, ja, ja, recién entiendo a mis padres, recién ahora entiendo todas sus preocupaciones y acciones. Me doy cuenta que ellos han hecho tanto por mí y que ahora eso es lo que yo quiero con mis pequeños.
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