Es mejor pelearse delante de los hijos
Una investigación de Ostrov y Gentile cuestionan las antiguas suposiciones sobre las causas y la naturaleza de la agresión infantil. (citada por Po Bronson y Ashley Merryman, Educar Hoy, Cap 9). Según ellos resulta equivocada la presunción de que los padres que quieren cuidar la salud emocional de sus hijos deben pelearse en privado. Encontraron que la estabilidad emocional de los hijos depende más de la relación entre los padres como pareja que de la relación de los padres con los hijos. Una típica pareja casada tiene unas 8 disputas diarias y expresa 3 veces más enfado que afecto mutuo, teniendo el 45% de las veces a los hijos como testigos.
Cummings encontró una reducción notable de agresividad en los niños que contemplaban un conflicto cuando también contemplaban el final del mismo o su resolución, cuando las partes hacen las paces. Eso significa que detener el conflicto frente a los hijos a la mitad del mismo para irse a terminar y resolverlo en privado, lejos de ayudar a sus hijos los perjudica, porque no les da la oportunidad de ver a sus padres concluyendo el conflicto ni de aprender el valor de resolverlo.
Investigaciones como estas nos deberían llevar a revisar los equivocados sentidos comunes educativos, porque pueden conducir a recomendaciones contraproducentes. Por ejemplo, la creencia de que el ocultamiento de cómo se desarrollan y resuelven los conflictos entre padres baja la angustia de los hijos merece ser revisada.
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