¡Feliz día Maestro!
Siempre recuerdo a la que todos consideraban la maestra más mala del colegio, y ella siempre nos decía, ¡así como soy, seré la que más recuerden en su vida!, exigente, empoderada, muy seria, detallista, investigadora y muy pero muy observadora, a Sor Edith, no se le escapaba una, la maestra que más recuerdo con cariño y con mucho respeto. ¿Qué curioso no? Recordar a los que etiquetamos como más “malos”, quizás no sean los más malos, si no, los que fueron más exigentes con nosotros.
He tenido la suerte de tener muy buenos profesores, desde mi madre que es educadora de profesión, hasta profesores extranjeros que me enseñaron en la madre patria. El ser docente es realmente una vocación, se necesita de un don especial para enseñar e impartir tus conocimientos, sobre todo en nuestro país, que no es buen remunerado.
He tenido la gran oportunidad de enseñar en la universidad, no lo hago porque me van a pagar, lo hago por qué me encanta, por qué soy feliz compartiendo un salón con alumnos, soy feliz el poder investigar a diario, por entregarles lo mejor, me hace feliz saber que tengo una responsabilidad tan grande y que con mis enseñanzas puedo aportar un granito más por una buena educación para mi país.
En este día tan especial, no podría dejarlo pasar sin antes saludar a los que me ayudaron en mi formación, desde mis padres, hasta el “Diablo” uno de mis profesores estrellas de mi facultad. Si los nombro a todos nunca acabaría… ¡GRACIAS MAESTROS, gracias por qué ustedes lo dan todo y mucho mas! ¡FELIZ DÍA MAESTRO!
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