La casa de los juegos

7 a 8pm, tina llena, jabón especial, un hipopótamo, un patito y algunos barquitos son nuestros amigos en la tina, yo me preparo para bañarlos y llamó con voz juguetona y cantando: Marceloooooooo, Leonardoooooo, dos caritas con una sonrisa de oreja a oreja al escuchar sus nombres, empiezan a sonreír y reírse de felicidad, empiezan a saltar de emoción, ya saben que es la hora del baño.

La carita que me ponen cuando saben que entraran a su JUEGO DE AGUA, por qué para ellos bañarse es la aventura de sus vidas, tanto como si disfrutaran de estar en los juegos mecánicos, en el circo, etc. una vez adentro, no paran de reir, sólo dejan de sonreír si tomaron agua por la toz, que es pocas veces, pero sucede.

Entonces empiezo a cantar sus canciones favoritas y me siento una super star con sus miradas (y la verdad es que no soy cantante para nada! Pero a ellos les fascina) DO, un don un gran señor, RE, un rey encantador, MI, amor es para ti, FA es fácil recordar… ellos hacen ruidos como muuuuuu, aguuuuu, como si quisieran responderme cantando conmigo y riéndose, es inevitable volverse un niño cuando estoy con ellos.

Gracias a ellos he regresado a ser una niña llena de juegos, canciones, voces raras, ensuciarme todo el día, tirarme al piso para jugar y revolcarnos, a verme ridícula, infantil, y a veces creo que hasta inmadura, pero la verdad me llega un rabanito si alguien le doy risa o les parece demasiado.

Hace unas semanas quisimos salir a una cena romántica, al regresar nos enviaron unos videos donde ellos estaban interactuando y matándose de risa en su cuna entre ellos, paraditos, al llegar vimos los videos completos, esa risa peculiar la aprendieron de papá, desde que están en la panza, él les hablaba como el payaso Crosti y les decía hijos salgan a jugarrr!!!

Me quede con un no sé qué, de no haber estado en ese momento especial, de no haber estado con ellos cuando se mataban de risa con sus juegos cómplices, de no haber estado ahí para reirme a carcajadas con ellos, me sentí un poco mal, y también pensé en todos los padres que trabajan a diario y se pierden estos preciados momentos, ahora ya no quiero volver a salir a cenar!! jaja.