Un mes de tu partida - Cartas para dejar huella 11
Hace un mes, el 17 de marzo a las 8:35am, viví el momento – hasta ahora – más duro de toda mi vida, mamá dio su último suspiro, mamá dejaba ese cuerpito hermoso con el que me dio la vida para partir. Un mes de tu partida.
Desde el 13 de marzo me estrené como enfermera, por primera vez agarraba una aguja y aprendí a mezclar dextrosa con medicamentos; el cloruro de sodio con otros más, para colocarlos en la vía, me volví una enfermera aplicada, todo lo apunté en una pizarra, como a ella le gustaría, «mami mira, estoy haciendo tu cuadro de medicinas para organizarnos, como a tí te gusta» le decía, ella me sonreía mientras veía como la cuidaba, me miraba fijamente con sus ojitos de lágrimas, me quería decir algo con la mirada, ya no tenía fuerzas para hablar, hasta quemar el último cartucho mamá, aquí estaré contigo hasta el final, le decía.
Llegaron los médicos y nos pidieron traer el padre para darle los santos oleos. Saben, aún miro todo lo que vivimos y es tan pero tan doloroso, parecía una película, no entendía ¿como se puede soportar tanto dolor?, hasta que un día yo misma encontré la respuesta, y es ella, MI MAESTRA y los que aprendimos con mamá. Ella, la que me dio todo y me trajo al mundo, la que me enseño a comer, a caminar, a vestirme, a ser independiente, ella me seguía enseñando, pasando por una de las pruebas más difíciles de la vida, hasta el último momento me seguía enseñando.
Su última palabra
Su última palabra fue llamar a mi papá con un: “Papi”, la unión que mis padres formaron hasta el último momento me enseño tanto acerca del amor, pude ver como esa frase: “en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separé”, se hacía realidad. Mi papá, su fiel compañero, la cuido, la baño, la acicalo, la cargó, la cambió, le dio de comer, hizo todo lo que ella hubiera hecho por cualquiera de nosotros. Papá no lo hizo por compromiso, papá, lo hacía porque el amor entre ellos había trascendido, el ser compañeros eternos, tiene un significado de amor evolucionado que sólo lo entenderemos cuando lo vivamos o lo veamos en una etapa ya avanzada de la vida. Cuantas enseñanzas me dejaron mis padres, no todo tiene que ser tristeza, vivir y aprender de este amor eterno, es realmente VALIOSO.
“Tranquila mamá aquí estoy yo, Yazmín y no me voy a ir de tu lado, aquí estaré hasta el final, como te lo prometí». Le dije en su última palabra, se tranquilizo, sus pulmones dejaban de funcionar cada vez más, el oxígeno en casa ya no era suficiente.
Durante todos estos momentos, recordaba todas las canciones católicas que a mamá le gustaba escuchar y me enseñó, una de ellas en especial, no dejaba de sonar en mi cabeza “Cuantas veces siendo niño te recé”. La canción que le cantábamos a nuestra madre la virgen María Auxiliadora, la virgen que mamá me presentó y por la cual gracias a ella nos acercamos más a Dios. Todo el tiempo, les juro que sentí a la virgen conmigo protegiéndonos, calmándonos, aliviándonos, sentía su presencia claramente, fue un momento único y maravilloso. El padre llegó a darle los santos oleos, mientras tanto yo sentía que alguien me abrazaba y no me dejaba caer, sentía un dolor tan fuerte en el pecho, como nunca antes había sentido, pero alguien me aliviaba, me sostenía y me daba fuerzas, ¿era la virgencita?, la sentí todo ese tiempo. Ella estaba ahí con nosotras, había llegado para acompañarnos en nuestros últimos momentos.
Tú mamá está agonizando
La noche anterior a su partida llegó el doctor, nos explicó que mamá estaba agonizando, que no pasaría de esa noche. “Quizás su mamá está esperando a alguien para despedirse, ella está oyendo todo aunque no parezca” me dijo.
Llamamos a sus hermanos, todos llegaron de inmediato a casa, hermanos, hermanas, sobrinos, sobrinos nietos. TODOS y en ese momento pasó algo realmente hermoso y es que toda nuestra familia, la que mamá amaba, le dijeron uno por uno, “Coquita aquí estoy contigo, te quiero mucho, gracias por todo lo que hiciste por mi, gracias por estar siempre en mi vida, sigue La Luz coquita, ve con Dios, aquí vamos a estar bien, vamos a seguir unidos, como tu siempre lo hiciste”.
Todos nos juntamos, oramos alrededor de su camita y le dijimos cuánto pero cuánto nos hizo feliz, la invitamos a seguir a la luz, a ir con Dios. Mamá como siempre nos siguió uniendo.
Mamá partió a las 8:35am un sábado 17 de marzo, en su camita como ella lo quería (no le gustaban las emergencias de hospitales), estuve en su último suspiro, la besé profundamente y le dije TE AMO MAMA. Mamá se había ido y solo me quedaba su cuerpito, no quería alejarme de ella pensaba mi mente, todo se tornaba difuso en esos momentos para mi, sentía un alivio porque mamá ya no tenía dolor, pero me empezaba a sentir vacía y una tristeza empezaba a invadirme como nunca antes.
Aquí recordé que Mamá perdió a su mamá a mi misma edad y cuando yo estaba en su barriga de 8 meses, ahí recién entendí y sentí ese dolor cuando ella me hablaba con lágrimas en los ojos de su mamá, un dolor tan profundo que deja un vacío inmenso, un dolor que se instala en tu pecho y corazón, un dolor que parece difícil sacarse de encima. Un dolor que sólo lo entiendes cuando pierdes a alguien que amas con locura.
Esa semana de su partida, nunca había esperado con tantas ansias mis sueños. Y es que la estoy esperando ahí para poder verla y conversar con ella una vez más.
“Mamá metete en mis sueños” le digo todas las noches y me la imagino diciéndome como siempre lo hacia, “descansa mi amor, sueña con los angelitos y las maripositas de miles de colores”.
Lee aquí nuestras #CartasParaDejarHuella las cartas en honor a mamá, para que Marce y Leo nunca olviden la gran abuela que tuvieron. #TuAmorTrasciende #Mamá
Gracias por tanto cariño familia. GRACIAS.
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