Una visita especial... Ladrillera Ucayali
Mis hijos aprendieron a hacer runrunnnn, titi, runrunnn, sin que nadie les enseñara, uno de ellos, Leonardo, un día agarró un carrito que le dimos y lo empezó a arrastrar por el piso haciendo ruuunrruuun, me quedé realmente asombrada, ¿es cierto que los niños hombres y mujeres vienen con un gusto especial por ciertos juguetes, según su género? También les di una muñeca y mientras que Marcelo la tiraba al piso, Leonardo la cargaba como lo hace su papá y mamá con él, la arrullaba (morí de amor) sin embargo su fijación por los carros, camiones, tractores, hasta cuando subimos al auto es increíble, se enoja al saber que no puede ir “conduciendo”.
Su hermano Marcelo aprendió también a jugar mucho con carritos, pero también le encantan los instrumentos musicales, puedo decir que a Leo le encantan los autos y a Marcelo los instrumentos musicales, los dos juegan con esos juguetes, pero tienen una fijación más clara con uno de ellos. Entonces pude comprobar que en nuestro caso si es cierto que mis bebés llegaron al mundo con un gusto especial por los “juguetes de niños” y en el caso de Marcelo rechazó la muñequita, pero de Leo, la cargaba y abrazaba como nosotros lo hacemos con él ¡un amor!.
En nuestra aventura mellicera por la selva, llegamos de visita a Ladrillera Ucayali, aprovechamos estas vacaciones y fuimos a dar un recorrido por una de las mejores empresas y más antiguas proveedoras de ladrillo a todo el oriente peruano. Al llegar sólo pudimos pasear por sitios específicos, mis mellis iban caminando agarrados de nuestras manos o cargados por momentos, aquí volvimos a corroborar la fijación por Leonardo los tractores y los ladrillos, si, ahora los ladrillos.
Mientras que Leo miraba y tocaba interesado los tipos de ladrillo (caravista, ikaro, teja, etc.) emocionado, gritaba tratando de expresarnos su emoción, parecía que nos quería decir algo de felicidad, mientras Marcelo miraba a su hermano sonriente al ver su emoción y se ponía a bailar, ja, ja, si, a bailar, a Marcelo no le llamó mucho la atención ver los ladrillos y máquinas, por ello dijo, bueno, mejor me pongo a bailar.
En nuestro recorrido también vimos el establo que hay dentro de la ladrillera, pudieron ver a vaquitas, becerritos y chanchitos face to face y les encanto (no tanto como los ladrillos a Leo). Finalmente cerramos la visita con la maquinaria… el sueño hecho realidad de Leonardo, se subió a un tractor con su papá, no podía creer que ese juguete que entra en sus pequeñas manos esté frente a él gigante e imponente, gritaba de la emoción para que lo subamos, no paraba de decirnos, RUUN RUUUNNNNNNN TITIIIIIIIII, primero subió Leonardo, ¡no se quería bajar claro! Así que subimos a Marcelo para que estén los dos arriba, más felices imposible.
Esta linda visita nos hizo dar cuenta la GRAN fascinación de nuestros hijos por los carros, de Leonardo por los ladrillos y alegría de estar en un ambiente bien masculino, obreros, hornos, barro, secadores, tractores, maquinaria, etc. Esto no quita que seguiré probando, mas lugares para encontrar los gustos y preferencias de mis mellis, ahora le tocará a Marcelo, ¿dónde lo podré llevar? ¿Un concierto? Quizás se emociona a más no poder como su hermano en la ladrillera, ja, ja
¡Gracias a Ladrillera Ucayali por permitirnos vivir esta distinta y hermosa experiencia con mis mellis!
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